Alitas de pollo con salsa del diablo un lunes a las 9 de la mañana

A veces uno intenta hacer una salsa picante, de repente se te cruza el cable y acabas desatando el infierno en la tierra.

Claro que para el picante, como para el rocanrol, todo es cuestión de gustos y de aguante. Hay quien no puede con una canción de Metallica y a quienes les parecen unos flojos. Lo normal. El caso es que el otro día andaba yo con ganas de unas alitas de pollo  con un puntito picante. Y sí, se me fue la mano, pero me gustó. A veces, como con el rocanrol, hay que desatarse un poco y probar nuestros límites.

El resultado, pues una salsa que no solo picaba como el diablo, sino que parecía que éste estaba de un humor de perros. Lo típico del lunes a las 9 de la mañana, vamos.

Por lo demás, esta receta no es más que unas alitas rebozadas, con la “novedad” de que las hice con panko, una especie de pan rallado japonés que a mí, personalmente, me gusta porque le da un toque distinto, creo.

Ingredientes

Alitas de pollo

Panko

Harina

Huevo

Picada de ajo y perejil (la de Gourmet Garden si quieres ahorrar tiempo)

Orégano y chile frescos (una vez más, Gourmet Garden te da una muy buena solución para estas dos especias)

6 o 7 tomates cherry

Comino

Ajo

Sal y pimienta

Vino blanco

Aceite de oliva virgen extra

marinando las alitas

Vamos a empezar con un marinado sencillo para las alitas. En un bol, mezclamos picada de ajo y perejil y una pizca de comino en polvo con una cucharada de aceite de oliva. Mezclamos bien y embadurnamos nuestras alitas (tras salpimentarlas). Reservamos.

Nos ponemos ahora con nuestra salsa. Para ello, en una cazuela con un chorrito de aceite doramos un par de dientes de ajo laminados. Añadimos los tomates cherry cortados en cuartos y un chorrito de vino blanco. Dejamos que el alcohol se evapore y bajamos a fuego medio.

Añadimos una cucharada sopera de chile fresco (o lo que admita el cuerpo, vamos) y una cucharada de postre de orégano fresco. Mezclamos bien y añadimos medio vaso de agua. Ahora lo dejamos a fuego medio-bajo y nos preocupamos de nuestras alitas de pollo.

alitas rebozadas en panko

Unas alitas que no tienen mayor misterio: las limpiamos bien y las pasamos por harina, huevo batido y panko. Las pasamos por la sartén por los dos lados, hasta que estén doraditas (y crujientes). Las vamos sacando a un plato con papel de cocina para que suelten parte del aceite.

salsa picante

Ya solo nos queda terminar la salsa: la batimos bien fina con un chorrito de aceite (para que quede más untuosa). Mi consejo es servir las alitas con solo una pizca de la salsa o incluso sin nada y servir la salsa aparte, para que cada cual se la administre como quiera.

alitas en panko con salsa picante

Si te sobra algo de salsa, yo al día siguiente la utilicé para un simple arroz con atún y queso y quedó bien rico.

arroz picante

La recomendación del chef

La comida que se come con las manos tiene algo especial. Quizá porque, en el fondo, a veces apetece olvidarse de normas y educación y comer como si fuéramos (un poco) salvajes. Y quién sabe si ponerse un temita animado, con ritmo y un poco golfo y acabar bailando y comiendo, ¿por qué no?

[youtube=http://youtu.be/jRN6n9Wgq2Q]

3 comentarios

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.