Definitivamente, el verano nos ha abandonado. Toca volver a los platos de cuchara, que por otra parte tampoco está mal.
Es probablemente lo que más me gusta del otoño. Odio que los días sean cada vez más cortos y me deprime que vuelva a ser de noche cuando me despierto. Por otra parte, recuperamos la cuchara y ese delicioso placer de calentarse las manos pegándolos al plato hondo mientras disfrutamos de los aromas y el calorcito que la comida desprende. Pequeños placeres, probablemente los únicos auténticamente fundamentales.
Pues bien, hoy os traigo uno de esos platos que en otoño saben mejor. No deja de ser una crema de calabaza, a la que le doy un toque diferente con la berenjena. Dice Niki Segnit en su ‘Enciclopedia de los sabores’ que la berenjena es como esa persona en ciertas relaciones que necesita a una persona radiante a su lado. La berenjena, como esas personas, necesita otro producto que la complete, algo con personalidad y con carisma. Y la calabaza que tenía en mi frigorífico iba sobrada de carisma, así que decidí probar.
Por último, quise añadirle otra pareja que, para mi gusto, se complementa muy bien: el dulce (con un toque de naranja y un balsámico de chocolate) y el picante, con media guindilla, para entrar mejor en calor.
Ingredientes
1 berenjena.
Media calabaza.
1 naranja.
Media guindilla.
200 ml. de nata para cocinar.
Sal.
Aceite.
Pimienta.
Vinagre balsámico de chocolate (opcional, pero le da un toque muy rico).
Comenzamos, como siempre, lavando bien la berenjena. Pelamos la calabaza y cortamos todo en finas láminas, para que se haga antes (y mejor). También picamos la guindilla.
Esta vez, por variar, en vez de cocer las verduras me animé a prepararlas al vapor (durante unos 25 o 30 minutos) y me ha gustado el experimento. Aun así, al final también les di un ligero herbor (unos diez minutos) en una cazuela, con agua hasta cubrir las verduras, un chorro de aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta. Mientras se cuece, rallas la piel de una naranja y añades su zumo.
Por último bates bien y añades la nata. Calientas unos minutos para que la nata ligue bien y solo queda servir y disfrutar. En esta ocasión, decoré el plato (con bastante poco pulso) con el balsámico de chocolate.

La recomendación del chef
Se acercan los días cortos y fríos y, aunque algunos todavía confiamos en algunos días de buen tiempo antes del invierno, la melancólica lluvia parece querer llevarnos la contraria. Así que puede ser buena idea dejarse seducir por un plato de cuchara y la voz de Jovanotti, un rapero reconvertido a compositor de pop con canciones maravillosas como este canto a la lluvia.
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Esta receta va directa a la sección ‘cremas ricas para el invierno’. Nunca le he añadido naranja, así que ¡hay que innovar! Eso sí, ¿me permites que cambie el balsámico de chocolate por otro menos dulce? 😉 Por cierto, cómo mola el nuevo diseño. Wowwwwwww!
Yo desde que probé a añadir naranja a la crema de calabaza, ya no la hago de otra forma. Le da un toque muy rico. También puedes probar con mandarinas, que ahora empezarán a venir muy ricas.
Entiendo lo del balsámico de chocolate, pero te animaría a probarlo. La combinación dulce-picante (que ha sido un experimento) me ha gustado, le da un toque diferente. Pero siempre puedes prepararla sin él y añadírselo después para probar.
El diseño, siendo de la artistaza que es, no podía ser malo 😉 ¡Gracias!
Hola!! Mira lo que se encuentra una buscando por la red….por aquí me quedo probando esta rica crema.
A mí ya me apetece frío y platos de cuhara también!
Bss
Es que estas cremas tienen su punto. Y esa sensación de calentarse las manos agarrando un plato de cuchara es deliciosa. ¡Gracias por pasarte!