Lasaña de bonito con bechamel de apio

Como mi chica llevaba tiempo pidiéndome una lasaña, aproveché los pasados días de vacaciones para darle la sorpresa.

No es que la lasaña sea un plato muy complicado, pero requiere de cierta preparación y, sobre todo, de disponer de tiempo para hacerla con calma. Además me apetecía hacer algo diferente y cuando uno se pone a trastear y a experimentar cabe la posibilidad de que las cosas no salgan como se quiere, por lo que necesitaba tener algo de tiempo extra por si salía mal y tenía que improvisar otra comida. Afortunadamente, todo salió bien.

La principal novedad de esta lasaña es que su bechamel lleva un toque de apio. Las placas de lasaña (no, no hago pasta fresca; bastante ya tengo con lo mío como para ponerme… Algún día) eran de tomate, y el relleno llevaba bonito, por lo que me apetecía esta mezcla de sabores bonito-apio-tomate. Está mal que yo lo diga, pero la verdad es que estaba buenísima. Y a mi chica, que se pirra por la lasaña, también. Buena señal.

bonito desmigado
Qué bonito

Ingredientes

Placas de lasaña

Un par de ramas de apio

2 cebollas medianas

1 pimiento verde

Un par de tomates

300 gr. de bonito

Salsa de tomate (si es casera, mucho mejor)

Salsa bechamel (lo mismo te digo)

Sal y pimienta

Aceite de oliva

Queso de Hinojosa o un buen queso curado (opcional)

Queso de Hinojosa
Me encanta este queso

Primero prepararemos nuestra bechamel de apio. Prepara una bechamel ligera (te puede valer la receta de estas croquetas). Por otra parte, pon a cocer el apio y una de las cebollas en trozos grandes, a fuego medio, durante una hora, más o menos. Batimos, pasamos por el chino y añadimos a la bechamel.

salsa bechamel con crema de apio
Una bechamel ligera con un suave sabor a apio

Por otro lado, vamos a preparar el relleno. PIcamos finos el pimiento y la cebolla y los rehogamos con aceite caliente hasta que cojan algo de sabor. Pelamos los tomates, los picamos y los añadimos. Lo dejamos a fuego medio hasta que el tomate esté prácticamente deshecho. Añadimos también un poco de la salsa de tomate, pero procura guardar suficiente como para hacer una cama de salsa en el recipiente donde hornearemos nuestra lasaña, y subimos el fuego un par de minutos. Incorporamos el atún, mezclamos bien y cortamos el fuego.

placas precocidas de lasaña
Las placas precocidas te servirán para ahorrar tiempo, pero absorben más agua

Aquí es cuando deberías cocer tus placas de lasaña con agua y sal. Yo no lo hice porque tenía unas placas precocidas que había que gastar. Si utilizas de este tipo, recuerda que es importante que tanto la salsa de tomate como la bechamel queden un poco más líquidas de lo normal, ya que suelen absorber agua durante la cocción en el horno.

lasaña montada
Esta lasaña está pidiendo horno

Ahora viene mi parte favorita: ¡construcción! Colocamos una base de salsa de tomate en el fondo del recipiente y cubrimos con placas. Extendemos una capa del relleno y cubrimos con las placas. Así, los niveles que quieras (y puedas) En esta ocasión incluí una capa que, en vez de relleno, llevaba la bechamel de apio y me gustó el resultado. Recubrimos con unas buenas lonchas de queso curado (yo usé el de Hinojosa de Duero, cuya Feria Internacional del Queso se celebra este fin de semana, por cierto) y vertemos la salsa bechamel por encima hasta que se cubra bien.

lasaña recién sacada del horno
Nuestra lasaña recién sacada del horno

¡Y al horno! Con una media hora a 180º debería bastar, pero dependerá de tu horno y de cómo te guste dejarla a ti. Después de esto viene un poco de sufrimiento (cortar la lasaña sin destrozarla) pero en nada estarás disfrutando de una deliciosa lasaña.

lasaña de bonito con bechamel de apio
Lasaña de bonito con bechamel de apio

Nos apetecía acompañarla con algo suave y tiramos de este Moscato D’Asti, dulce y refrescante. A mí normalmente, si es para comer, prefiero los vinos un poco más potentes, pero confieso que con la lasaña este vinito vino de maravilla.

Moscato D'Asti
Moscato d’Asti

La recomendación del chef

Como es de esperar, la lasaña siempre me trae a la cabeza música italiana. Pero en esta ocasión he huido de lo más obvio para traeros un pedacito del grupo romano Calibro 35, que descubrí hace poco. La verdad es que el pelotazo psicodélico y setentero de ‘Giulia Mon Amour’ es casi tan adictivo como una buena lasaña.

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