En mi casa, los viernes de cuaresma eran de potaje. Y he de decir que no me hacía mucha gracia, no tanto por el potaje como por el hecho de tener todos los viernes la misma comida. En la variedad está el gusto.
En mi casa, los viernes de cuaresma eran de potaje. Y he de decir que no me hacía mucha gracia, no tanto por el potaje como por el hecho de tener todos los viernes la misma comida. En la variedad está el gusto.