Ésta es una de esas recetas que suenan complicadas pero son facilísimas y, lo mejor de todo, deliciosa.
La semana pasada me invitaron a un show cooking de Rodrigo de la Calle en Madrid, auspiciado por NaranjasKing, una empresa familiar de agricultores que, con su proyecto en internet, ofrecen a toda España 27 variedades distintas de cítricos, cultivados en campos de la Comunidad de Valencia, la Región de Murcia y Andalucía. A pesar de no poder ir tuvieron el detalle de enviarme una caja de mandarinas que, además de estar bien ricas me vinieron que ni pintadas: había agarrado un catarrazo y la vitamina C me sentó de maravilla.
Ya que tuvieron ese detalle, me apetecía probar a hacer algo con las mandarinas; algo distino, que no fuese un postre. Y que, dada la cercanía de las navidades (que sí, que ya están a la vuelta de la esquina; si no lo creéis poned la tele y saldréis de dudas), pudiese servir para un menú alternativo en alguna cena o comida señalada.
Este plato es algo engorroso de preparar porque tienes que hacer por separado cada una de las tres partes, pero nada más. Y además, como veréis, cada una de esas partes es sencillísima y solo requiere un poco de paciencia.
Ingredientes (para 2 personas)
1 filete de salmón por persona
1 patata por persona
2 mandarinas
1 yogur griego
2 cucharadas de mostaza antigua
Leche
Aceite de oliva
Sal
Para confitar el salmón, colocamos los filetes en una cazuela y añadimos aceite de oliva hasta cubrir. Calentamos a fuego bajo, moviendo de vez en cuando (pero poco), hasta que veas que al pescado empiezan a salirle como unas burbujitas. A mí me tardó unos 20 minutos, pero depende del grosor de los filetes, del fuego… De todos modos, si no tienes el resto de la receta preparada para cuando esté listo puedes cortar el fuego y dejarlo; así se mantendrá caliente.
En otra cazuela cueces en agua con sal las patatas hasta que estén blandas (unos 25 minutos). Las bates, añades un chorro de leche (aproximadamente medio vaso; yo la utilizo desnatada, por cierto) y la mostaza, mezclas bien y rectificas de sal. En cuanto a la mostaza, depende del gusto; si no toleras bien su sabor añade menos.

Por otra parte, tritura los gajos de una mandarina hasta obtener su jugo, cuélalo y lo mezclas con un yogur griego (natural y no azucarado) hasta que quede una textura líquida pero cremosa. Ralla la piel de una mandarina y mezcla bien. Sirve el puré, coloca encima el salmón (lo puedes escurrir, a mí me gusta que le quede una gota del aceite porque coge parte de sabor) y vierte la crema de mandarina.
Como habréis notado, en esta receta el salmón no lleva sal. Esto es así porque, para mí, con la sal del puré y su propio sabor me parece suficiente. Si no te convence, añade una pizca de sal al salmón antes de confitarlo. Por último, puedes añadir una pizca de shichimi togarashi, al que últimamente me he aficionado mucho, por cierto.

La recomendación del chef
A pesar de que sean escoceses y poco tengan que ver con las naranjas valencianas (digo yo) no me resisto a traer hoy a este grupo ochentero con influencias funk que perpetraba canciones que transmiten muy buen rollo como este “I Can’t Help Myself”. Igual no transmiten tanta energía como la inyección de vitamina C que da una naranja, pero también sabe muy bien.
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Genial receta. la crema de mandarina le tiene que sentar fenomenal!
Pues sí, le daba un puntito entre dulce y ácido muy sabroso que además le iba muy bien a un pescado graso como el salmón.
Ya sabes a quién se la acabo de mandar, jajajajaja. A ver si hay suerte y me relamo prontico… ¡Besazo!
Ya sabéis que si tenéis dudas, aquí me tenéis si puedo ayudar. ¡A ver si vamos metiendo a Jota en la cocina! 😉
Alberto, recetón. Me encanta el salmón, una nueva receta para disfrutarlo.
Un abrazo
¡Muchas gracias! La verdad es que el salmón es muy agradecido. Y la guarnición de patata y mostaza te sirve para casi cualquier plato, ¡es un puntazo!