Con este sol que estamos teniendo últimamente, a mí me apetece zampar algo fresquito, así que hoy me he propuesto daros la lata con una ensalada de mejillones.
Y digo daros la lata porque ayer, cuando llegué a casa, lo que me encontré fue eso, una lata de mejillones. La comida en lata tiene, creo yo, muy mala prensa; no solo hay algunas conservas que son una auténtica exquisitez sino que incluso las más sencillas pueden darte pie a inventarte un plato curioso (como creo que es el caso).
En casa de mis padres, cuando empezaba el buen tiempo, solíamos comer una especie de ensalada de patata con vinagreta. Con esa idea de base, a mí se me ocurrió aprovechar una lata de mejillones y hacer un planteamiento un poco diferente. Por un lado, una ensalada de mejillones, pimiento verde y cebolleta, con un aliño que recuerda bastante al de un ceviche. Por otro lado, el zarrapastrón de patata. ¿Que qué es un zarrapastrón? Pues me lo acabo de inventar. Básicamente es un puré de patata en bruto que lleva un toque diferente (luego os lo explico) pero al que se le da un aspecto muy bruto, muy zarrapastroso.
Como siempre, receta fácil y supersencilla, ya veréis.
Ingredientes (para 2 personas)
1 patata
1 cebolleta
1 pimiento verde
1 lata de mejillones al natural
1 limón
Perejil picado fresco, cilantro picado fresco y chile (yo utilicé los de Gourmet Garden, por agilizar).
Sal
Salsa de soja
Salsa de pescado
Aceite de oliva
Cocemos la patata en agua con sal hasta que esté blanda, unos 20 minutos más o menos. Mientras, cortamos la cebolleta y el pimiento en tiras, lo ponemos en un bol y añadimos una cucharada sopera de perejil, media de cilantro, el zumo de un limón y una cucharada sopera de soja. Mezclamos bien, añadimos los mejillones escurridos (guarda el caldillo de la lata) y volvemos a mezclar, con cuidado de no cargarse los mejillones. Lo dejamos macerar mientras se cuece la patata.
En otro bol vamos a mezclar una cucharada sopera del caldillo de los mejillones, otra de chile fresco picado y otra de salsa de pescado (que puedes encontrar en tiendas de productos asiáticos). Ligamos y añadimos un chorrito de aceite de oliva que mezclamos bien.
Una vez cocida la patata, la pelamos y machacamos (yo lo hice con la batidora, para ahorrar tiempo). Escurrimos la ensalada que hemos preparado hasta separar el caldillo. Si quieres hacer una presentación diferente, puedes aprovechar y separar también los mejillones de la verdura, pero si no quieres complicarte tampoco es necesario. Ese caldillo lo vamos a mezclar con la patata para tener nuestro zarrapastrón.
A la hora de emplatar, puedes colocar como base la patata y servir encima la ensalada. Coronas con los mejillones y viertes por encima la salsa picante.
También puedes servirlo todo mezclado o incluso disponerlo a modo de tosta.
La recomendación del chef
Esta receta tiene algo de apache: improvisada, salvaje, rápida… Así que me acordé de este tema de 091 que, además, se inspira, si no recuerdo mal, en un verso del recientemente fallecido Leopoldo María Panero. La frase, en cualquier caso, me encanta (eso de desear ser indio en una ciudad poblada de vaqueros, ese recuerdo a los juegos de hace muchos años, demasiados, en parques infantiles) y a estos mejillones con pinturas de guerra les va de maravilla.
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Como siempre me encantan tus recetas. Me apasionan los mejillones, debe ser mi parte de sangre gallega, porque me da igual al vapor que en aceite, y picantes que maravilla.
Pues estos son de lata al natural y no veas cómo ganan con muy poquito esfuerzo. Y a mí sí que me encantan tus recetas, ¡ojalá tuviese yo ese bagaje de comida tradicional! Yo lo estoy intentando aprender a marchas forzadas 😉